Filosofos de la Edad Contemporanea




Karl Heinrich Marx

El análisis del Arte en relación con el pensamiento comunista puede servir tanto de caballo de Troya en el marxismo y ser utilizado por sus detractores para minar el rico y complejo legado de Marx, como de punto de reflexión adecuado para una actualización, renovación y desarrollo de todo ese movimiento y toda esa tradición tan injusta e interesadamente denostada y vilipendiada por el capitalismo triunfante. La aportación que sigue y que constituye la ponencia inaugural en el Curso Marx Update, celebrado en Madrid entre febrero y marzo de 2005 (con la colaboración de la UCM, el Goethe Institute y El Ojo Atómico), pretende servir a ese en la actualidad débil pero constante movimiento de actualización, renovación y desarrollo del pensamiento marxista; refutando con la praxis teórica la pretensión neoliberal que insiste histéricamente en la muerte de Marx. Nos fijaremos entonces en lo que sigue tanto en la relación del hombre Karl Marx con el Arte, así como en las consideraciones del teórico de la economía política Karl Marx sobre los fenómenos estéticos; sacando de ambas investigaciones el núcleo o germen de la estética marxista posterior y de los motivos de indagación que han jalonado las obras posteriores dedicadas al mismo tema y realizadas por la misma escuela de pensamiento

Friedrich Wilhelm Nietzsche

Nietzsche se funda en la convicción de que el «arte y nada más que el arte» no sólo es un «estímulo para la vida», sino también aquello que puede enseñar a vivirla y a que sea posible y soportable. El arte sería así la «actividad metafísica fundamental» del hombre, el epítome de todas sus facultades creativas, desplegadas frente a la «negación de vivir» y a las instancias que merman el sentido de la vida, expresadas en el cristianismo, el budismo y, en definitiva, el nihilismo.
En su estética, parte de la experiencia trágica, la “tragedia” es una constante a lo largo de su reflexión. Sus inicios intelectuales lo llevan al análisis y comprensión de la tragedia griega, que marcará las pautas generales posteriores.
Lo que hará Nietzsche será avanzar y retroceder sobre lo mismo, sobre dos impulsos estéticos que son dos categorías básicas para entender el arte:
Impulso Apolíneo. Viene de Apolo, que encarna la contemplación y la visión onírica que lleva al hombre a aceptar la vida como experiencia individual. Es la alegría de vivir y de ser. Está en la base de la religiosidad griega y es un impulso típicamente plástico, relacionado con la escultura y la pintura.